Al revisar cualquier medio de comunicación, impreso o audiovisual predominan los sucesos de tragedia, guerras, escenas de dolor, catástrofes producidas por fenómenos naturales, que dejan destrucción en ciudades y países del mundo.
Esto contrasta significativamente con medios y publicaciones cristianas caracterizadas por la abundancia de temas relacionados con la prosperidad, la riqueza y el éxito, que proyectan la vida en Cristo color de rosa, alejado de la verdad y realidad cotidiana.
Este mensaje y estilo de vida ha dejado de lado a la palabra de Dios, el mismo Jesucristo promete en Juan.16:33 “Les digo esto para que encuentren paz en su unión conmigo. En el mundo ustedes habrán de sufrir, pero tengan valor: yo he vencido al mundo”.
El sufrimiento humanamente es difícil de evitar, pero tiene varios propósitos y beneficios esenciales que Dios utiliza que se derivan de él para el crecimiento y desarrollo espiritual del creyente por medio de las pruebas y tribulaciones.
El sufrimiento lleva al límite de las fuerzas propias, conduce a experiencias espirituales de mayor madurez, se aprende a ser obediente y semejante a Jesucristo, por medio de la aflicción experimentada en su vida terrenal Cristo, se despojo a sí mismo y fue obediente hasta la cruz.
Además las tribulaciones añaden virtudes necesarias para el discipulado: Pablo descubrió que la tribulación produce paciencia y hace aptos para la obra del ministerio.
Podemos concluir que todos desconocemos el futuro reservado, pero Dios promete que lo que aparentemente es una tragedia se puede transformar en triunfo: “Y sabemos que á los que á Dios aman, todas las cosas les ayudan á bien, es á saber, á los que conforme al propósito son llamados”.(Ro.8:28)
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