La tendencia humana es reflexionar poco sobre la realidad inexorable de que podemos perder lo que poseemos. En un minuto la vida puede cambiar totalmente o dejar de existir físicamente, a pesar de estar aferrado a lo alcanzado, experimentado y acumulado, somos despojado de todo ello.
Contrariamente se piensa en vivir y planifica acumular, para disfrutar en los supuestos largos años de existencia. La biblia exhorta respecto al objetivo de la vida humana:”Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lc 12: 15). Ciertamente nada hemos traído al mundo y muy pocas cosas o nada podemos sacar de él.
Sin embargo existen muchas cosas a que aferrarse en el mundo, cuando se deja de ver más allá de la existencia propia, el riesgo de que toda la vida gire sobre sí mismo, centrado en lo material asociando "la importancia de solo" "tener cosas."Para algunas personas la principal ambición es tener y acumular dinero, posesiones, viviendo en avaricia, asignan valor y creen que todo puede ser adquirido como una mercancía.
Otros se aferran obstinadamente a relaciones interpersonales enfermizas con la pareja conyugal, los hijos, padres y amigos, sobre quienes ejercen un control arbitrario, o viven aferrados a ideas erróneas, malos recuerdos, situaciones desagradables que le acontecieron en el pasado.
Viviendo la vida con temor de perder lo obtenido y adoptan estilo de vida y escala de valores del ambiente donde se desenvuelven, impacientes y dedicados a lograr solamente las metas y sueños personales trabajando excesivamente, sin importar el método utilizado para lograrlas.
. Entonces ¿A qué está aferrado usted? Cuál es el lugar que ocupa Dios en su vida. Es bueno poseer cosas, alcanzar los sueños y metas, pero evitar, que las cosas nos posean a nosotros y pasen a ocupar el lugar del creador, ciertamente nada hemos traído al mundo y nada podemos sacar de él.
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