martes, 10 de agosto de 2010

LA PAZ ENEMIGA DE LA ANSIEDAD


Cuando la adversidad llega a nuestra vida y la golpea, destruye los planes proyectados, por lo general surgen interrogantes normales del por qué, y de qué manera la situación y consecuencias nos afectarán.



Uno de los primeros pasos, es identificar y reconocer en qué consiste la ansiedad: es una emoción de agitamiento y animo inquieto, contrario a la paz.



La ansiedad crea y estimula la duda y la confusión, puede dejarnos irremediablemente atrapados por la preocupación, desesperanza y el temor.

Cuando nos rendimos a las preocupaciones, perdemos nuestro enfoque espiritual.



La clave para vencer la ansiedad se encuentra solamente en la intimidad de la presencia de Dios. Filipenses 4:7 nos exhorta: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.



Aceptar los planes y voluntad de Dios y las limitaciones que Él le pone, ayuda a disipar la ansiedad. Por tanto, permita siempre que Dios supla todas las necesidades utilizando Su propio método y en el tiempo perfecto de Él.



Recuerde que Dios le ama y que Él tiene el control total de todo, incluso cuando las circunstancias parezcan irremediables.



Si usted acepta la vida como un regalo de la mano de Dios, Cuando usted dirija toda su mirada a Su glorioso rostro, hallará gracia y misericordia, perdón y esperanza, y paz y seguridad eterna.



El apóstol Pablo estimulaba a los primeros cristianos de la ciudad de Corinto con las palabras siguientes”Ustedes no han pasado por pruebas (situaciones difíciles) que no sea humanamente soportable, y pueden ustedes confiar en Dios, que no les dejara sufrir pruebas mas duras”.1 Co. 10:13.

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